Ruta

Otra de las grandes ciudades históricas que uno no puede dejar de visitar, tras el viaje a París del febrero pasado, este año decidimos ir a Roma.

Fechas: 1 al 5 de febrero de 2008.

Ruta:
Día 1: viaje y paseo nocturno.
Día 2: Museos Vaticanos, Basílica de San Pedro y Castillo Sant’Angelo.
Día 3: Palatino, Foros Imperiales, Coliseo, Iglesia de San Giovanni in Laterano, Iglesia de Santa María Maggiore e Iglesia de San Pietro in Vincoli.
Día 4: Cúpula, Monumento a Vittorio Emanuele II, Campidoglio, Teatro Marcelo, Campo dei Fiori, Piazza Navona, Piazza Spagna, Piazza del Popolo e Iglesia de Santa María in Cosmedin.
Día 5: vuelta.

Día 1: viaje

A las 15’00 llegamos puntuales con Clickair al Aeropuerto de Fiumicino. Tras la recogida del equipaje, nos fuimos directos al tren Leonardo Express, que por 11 €,  en 30 minutos te llevaba directo a la estación de Roma Termini; también vimos que por 40 € te llevaba un taxi al centro, y por 55 € te llevaba coche con chofer particular; eran tarifas ya cerradas.

Compramos la Roma Pass, que valía 20 € para 3 días e incluía todo el transporte, así como la entrada gratuita a los 2 primeros monumentos y luego descuentos; aunque para hoy compramos un billete suelto (precio 1 €). La Roma Pass la validamos al día siguiente, para optimizarla mejor. El precio del abono de transporte para 3 días era de 11 € y para 1 día 4 €. Nosotros hicimos números y nos compensaba la Roma Pass.

Una vez en Termini, cogimos el metro hasta Barberini (2 paradas) y luego ya a pie a buscar el hotel; tras dejas las maletas, rápidamente a la calle, y ya era de noche, empezamos por la FONTANA DI TREVI, que nos pillaba al lado, así que a las 6 ya estábamos con las primeras fotos, a esas horas había un montón de gente.


Lo siguiente que hicimos fue ir a comer algo, ya que desde media mañana que comimos algo antes de subir al avión no habíamos vuelto a comer nada y el hambre atacaba ya, cogimos la calle que va hacia el Panteón y fuimos a buscar un sitio donde comimos en el 2003. Es un local de pizza al taglio, las pizzas estaban buenísimas y el chico era muy simpático; 4 trozos de pizza, 2 bebidas y 1 pizza de nutela por 10 €, este local tiene un horario un poco particular ya que cierra a las 21’30, y a esas horas ya queda poco, y los domingos ni abre, no tiene ni cartel en la calle ni nombre, y no tiene ni mesas simplemente taburetes, pero es el primero que se encuentra saliendo de Trevi al Panteón a mano izquierda. Lo recomendamos plenamente, de hecho volvimos nuestra última noche ya a punto de cerrar.

Tras llenar el estomago seguimos camino hacia el Panteón, que por la noche está poco iluminado y queda algo oscura la plaza. Luego recorrimos el mismo camino de vuelta y volvimos a parar en la Fontana que ya estaba algo más tranquila ya que acaba de caer un pequeño chaparrón; y ya por hoy nada más.

Día 2: zona Vaticano

Al ser sábado, domingo y lunes los días que estábamos completos, nos trazamos las rutas en función de lo que estaba abierto y cerrado.

El hotel estaba al lado de la Piazza San Silvestro, donde tenían parada un montón de autobuses, y también en un par de calles de al lado, con el 62 íbamos al Vaticano y con el 85 al Coliseo, esos eran los que más utilizamos. Ahora por la mañana es cuando validamos el bono de transporte, en los autobuses no lo tienes que volver a picar ni enseñar.

El día amaneció nublado y hoy tocaba Vaticano, una vez en la cola para el control de seguridad (sobre las 10 de la mañana), hay que decir que la cola era bastante larga, pero iba bastante rápida, sea cual sea la hora del día prácticamente siempre era igual de larga. Una vez en la cola, decidimos cambiar e irnos a los MUSEOS VATICANOS, así que dejamos la cola del Vaticano y saliendo por la calle que hay a la derecha, vas bordeando el edificio de los museos hasta llegar a la puerta. La entrada eran 14 €, había una consigna de bolsos y mochilas gratuita, pero no de chaquetas.

El museo es arte, arte y más arte, es un recorrido cuyo final evidentemente es la CAPILLA SIXTINA, otra de las salas a destacar es la Galería de los Mapas, es impresionante, tanto el techo como las paredes. Finalmente se llega a la Capilla Sixtina, que también es impresionante, aquí está prohibido hacer fotos, y de ello se encargan unos vigilantes.

Tras los museos, otra vez al control de seguridad. Nuestra intención era subir a la Cúpula, pero a pesar de quedar en teoría más de una hora para el cierre de la taquilla, estaba cerrada ya para todo el día; así que solo nos quedaba la BASÍLICA DE SAN PEDRO.


Después de comer, fuimos al CASTILLO SANT’ANGELO, entrada gratuita con la Roma Pass y su precio sin ella 7 u 8 €. Para nosotros lo más bonito de este Castillo, es él mismo desde el puente, pero sobre todo sus vistas; desde su última terraza se divisa el Vaticano, y un montón de Cúpulas de iglesias; las vistas son muy bonitas.





Como el tiempo de momento acompañaba y no tenía pinta de llover, decidimos ir al metro para ir a ver el Coliseo de noche, así que desde la parada de metro Ottaviano (que está más o menos cerca del Vaticano) hasta la de Coliseo, hay 8 paradas (con un trasbordo); entre ir a la parada, el trasbordo y llegar, fue poco más de media hora.

Cuando llegamos al Coliseo ya era completamente de noche, y aunque había gente, al ser un espacio tan grande no habían las aglomeraciones que en la Fontana; estaba algo oscuro, pero bueno la iluminación en Roma es así, y quizá esa luz tenue es parte de su encanto.


Aprovechando que el buen tiempo seguía, y que todavía eran las 7 de la tarde, cogimos el bus hacia el Castillo Sant’Angelo; y después de unas pocas fotos del Castillo de noche, nos acercamos también al Vaticano y luego ya pillamos el bus al centro.



Volvimos a hacer el que se convirtió en nuestro recorrido habitual, de Trevi a Panteón, de Panteón a Nanova, y luego de regreso. La jornada turística acababa bastante pronto, pero es que a las 5’30 en esas fechas ya anochecía.

Día 3: zona Coliseo

Como la jornada turística acaba pronto, no cuesta mucho madrugar, así que a las 9’30 de la mañana ya estábamos en el Palatino, con unas nubes muy feas encima de nuestras cabezas. Esta entrada se vendía junto con la del Coliseo, en épocas de mucha gente es recomendable ir aquí primero y así se compra la entrada, y luego sólo hay que hacer la cola de control de seguridad que es mucho más corta. Nosotros hicimos uso de la segunda, y última entrada gratuita de la Roma Pass, sino su precio de venta eran unos 11 €.

El PALATINO es una zona bastante agradable sobre la que pasear viendo ruinas, con bastantes árboles en algunas zonas; desde aquí se tienen buenas vistas de los resto del Circo Massimo, el Foro, y también del Coliseo, a una cierta altura.





Desde aquí se puede acceder a los FOROS IMPERIALES, que nos gustó mucho más de lo que nos esperábamos, ya que aunque hay algunas ruinas en un pésimo estado hay otras que se encuentran relativamente bien y el conjunto total al haber tantas en tan poco espacio, es muy bonito.



Y saliendo por el Arco de Tito llegamos al majestuoso COLISEO.


Como ya hemos dicho antes, al llevar la entrada tienes mucha menos cola, ya que solo hay que pasar el control de seguridad y después por los tornos con la Roma Pass (en Palatino activaron la entrada, no nos dieron ningún papel) y ya estás dentro; y si no tienes la cola para la taquilla que es mucho mayor. Cogimos un audio guía por 4 €, también te dan un plano para que sigas un ruta en ambas alturas. Los datos que más nos alucinaron fueron, que lo construyeron en menos de 10 años, y que la inauguración duró 100 días.






Después de comer llovía bastante, pero como no diluviaba, pensamos que era un buen momento para ir a ver tres iglesias bastante recomendadas y que nosotros seguimos recomendando.

Pillamos un bus para ir a la IGLESIA DE SAN GIOVANNI IN LATERANO, que actualmente es la catedral de Roma; para ver sus mosaicos hay una maquina de monedas para que se ilumine, creemos recordar que eran 50 céntimos y duraba 1 minuto; aunque la iluminación tampoco era muy esplendida. Fuera hay una construcción que se levanta al este de la plaza y que alberga la Scala Santa, que según se dice proviene del palacio de Poncio Pilatos en Jerusalén, nosotros lo vimos de lejos.

Luego con 3 paradas de metro nos fuimos a la IGLESIA DE SANTA MARÍA MAGGIORE, aquí destaca su techo artesonado de madera; y también hay máquina para iluminar, pero son 3, una para los laterales, otra para el techo, y otra para el fondo-altar, y creemos recordar que valían 2 € cada una y duraban 2 minutos; hay que tener un poco de paciencia y esperar, siempre hay alguien que echa las monedas.

Y finalmente andando llegamos a la IGLESIA DE SAN PIETRO IN VINCOLI, aquí lo gracioso es que no se podía entrar con paraguas, incluso había un señor para no dejar entrar a nadie con el paraguas; así que hicimos la visita por separado, pero la visita es muy rápida porque es una iglesia bastante pequeña (en comparación con la anterior por ejemplo). Aquí se encuentra el Moisés de Miguel Ángel; y también hay maquinita de luz.


Al final a lo tonto a lo tonto nos habíamos mojado un poco, así que hicimos retirada hacia el hotel. Luego aprovechando un parón entre chaparrón y chaparrón, y bajamos a cenar a un sitio que teníamos frente el hotel.

Día 4: Cúpula y más cosas

Como se había quedado pendiente la CÚPULA, volvimos hacia el Vaticano, pillamos la cola en el mismo sitio más o menos que hacía dos días; y tras pasar el control directos a la taquilla (creo que costó 7 €) y luego a la cola del ascensor, pero no tardaríamos ni 10 minutos en pillarlo.



El ascensor te deja en una terraza y te vas hacia la Cúpula, la cual ves por dentro, una vista preciosa. Y luego toca subir, según dicen 300 escalones, no es muy pesado, porque vas cambiando bastante, solo que hay un tramo un poco claustrofóbico porque es estrecho, vas inclinado y haciendo curva, así no se ve el final y entonces parece más eterno. Una vez arriba el viento soplaba bastante y nos costó un poco hacernos un sitio en la barandilla para ir viendo el paisaje, al final acabamos rápido porque se puso a llover, y como ya le habíamos dado la vuelta, decidimos bajar.



Estas vistas están muy bien, pero nosotros casi preferimos las del Castillo de Sant’Angelo, ya que está bastante más centrado en la ciudad y prácticamente se divisa toda; y por ejemplo si no se tiene tiempo, en el Castillo no hay ni esas colas, ni esos controles de seguridad y la balconada es muy grande. Pero esto no quiere decir que no lo recomendemos a la gente, si no se ha subido nunca a la Cúpula hay que subir, pero no para repetir; o si se va con poco tiempo y se quieren buenas vistas y con menos gente, el Castillo es una buena opción.

Luego pusimos rumbo al MERCADO DE TRAJANO, para ver las ruinas desde fuera, ya que al ser lunes estaba cerrado.

Y a continuación el MONUMENTO A VITTORIO EMANUELE II, que tenía algunos trozos en reforma. En la parte trasera hay un ascensor que valía 7 €, al que no subimos, entre otras cosas porque amenazaba tormenta, es posible que las vistas estén bien porque se tiene que ver el Coliseo seguro.

Luego el CAMPIDOGLIO, al cual se accede por una rampa escalonada llamada La Cordonata.



Desde aquí vimos algo que tenía buena pinta y que no sabíamos que era, hubo que recurrir al mapa, el TEATRO MARCELO; y yendo hacia él, otra nube de agua, afortunadamente pudimos refugiarnos, porque sino a pesar de llevar paraguas la tormenta era tremenda.


Pusimos rumbo a CAMPO DEI FIORI, por el camino pasamos por delante de la Sinagoga, pero no era momento de pararse, en Roma si llueve hay que estar constantemente mirando de no meter el pie en un charco; al llegar a Campo dei Fiori estaban recogiendo el mercado.

Seguimos hasta PIAZZA NAVONA y llegando comimos en los alrededores. En aquellas fechas la fuente principal de los Cuatro Ríos estaba en obras, una pena.



Seguimos paseando y caímos en la cuenta, que a pesar de haber visto el PANTEON varias veces, sólo habíamos entrado de noche y con la iluminación tan escasa, habíamos visto bien poco; así que entramos para verlo con mejor luz.


Después cogimos un bus eléctrico, que son muy pequeñitos, y que se mueven por las calles más estrechas, para llegar a PIAZZA SPAGNA o Plaza de España; aunque ya habíamos visto que estaba en obras, paramos un momentito.


Seguimos paseando hasta llegar la PIAZZA DEL POPOLO y aquí entramos a una de las iglesias, no las gemelas, sino otra que hay al fondo; en Roma entres a la iglesia que entres es increíble.



Como eran poco más de las 4 de la tarde, pillamos el bus y nos fuimos a la IGLESIA DE SANTA MARÍA IN COSMEDIN, donde se encuentra la “Bocca de la Veritá”; dicha bocca sale en la película de Audrey Hepburn, Vacaciones en Roma. Cuando llegamos había cola, pero no era una exageración, y 5 minutos después cerraron.


Lo de la foto fue a piñón total, porque había un señor que estaba controlando que la gente no se entretuviera mucho y si hacía falta él te hacía la foto; la salida era por la iglesia, y bueno la iglesia es súper sencilla porque es de estilo medieval, todo un soplo de aire fresco con tanto recargamiento en el resto de iglesias.

Una vez en el centro, volvimos a cenar donde el primer día, y luego paseamos para despedirnos tranquilamente de la Fontana.


 

Día 5: vuelta

Hoy tocaba despedirse de la ciudad eterna, y como no, volvimos a ir a la Fontana, como eran poco mas de las 9 de la mañana estaba bastante tranquila.



Continuamos nuestro habitual paseo hasta el Panteón, y luego hasta llegar a la Piazza Navona; estas horas son las mejores para callejear por el centro.



Y ya de vuelta al hotel, con la imagen de la bellísima Fontana di Trevi, en nuestra retina, como última imagen de Roma.


Volvimos al hotel a por las maletas y ya, rumbo Termini, fuimos en bus; una vez en Termini cogimos de nuevo el Leonardo Express y llegamos al aeropuerto. Nuestro vuelo salió a las 15:50, todo en hora y bien.

Arrivederci Roma

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Tras el viaje

Pedimos información a turismo y nos mandaron un mapa que no sirvió de mucho (estaba mejor el que nos dieron en el hotel), y también nos mandaron unos folios grapados con los horarios y precios; decir que ni los precios ni horarios son fiables, nosotros confiando con esos horarios nos dimos alguna sorpresa.

Hay bastante leyenda urbana en los foros sobre Roma, en subir al autobús sin billete; pues no lo recomendamos para nada. El domingo por la mañana cuando íbamos hacia el Palatino y Coliseo, iríamos en el bus no llegaría ni a 10 personas. Nosotros estábamos en la parte trasera del bus, cuando en una parada nos percatamos que cerraron las puertas muy rápidamente. Y es que una pareja de allí no había picado el billete y al ver a los revisores bajo, intento bajar rápidamente, pero antes le cerraron las puertas. Allí van 3 revisores, y vamos que no se escapó, no entendíamos nada de la conversación, pero mientras uno le echaba la bronca, otro ya estaba rellenando la multa (parece ser que 50 €) y el tercero, revisaba al resto del autobús.

En Roma el transporte que de verdad es útil, es el autobús. Nosotros teníamos un folio que era un mapita con las líneas de autobuses, un poco pequeño y lioso, pero bueno nos apañamos con él. Preguntamos en turismo por un mapa de autobuses y nos dijeron que se vendía a 10 €.

Y por supuesto no dejéis de probar los helados, en unos sitios son mejores que otros, pero en todos estaban buenísimos.

Alojamiento

El hotel elegido fue el HOTEL MONTECITORIO, situado en Vía de la Convertite a menos de 5 minutos de la Fontana de Trevi. Es un edificio antiguo, el hotel ocupa dos plantas del edificio, tan solo tiene 14 habitaciones, y esta reformado del 2005, se encuentra en un segundo piso sin ascensor, cosa que ya sabíamos, las habitaciones son algo pequeñas, pero no excesivamente; los baños están muy bien, tienen con ducha de hidromasaje, el televisor es un plasma de de 46’’ y teníamos un portátil en la habitación con internet sin cargo alguno; y también tiene aire acondicionado. Sumando los pros y contras, posiblemente repetiríamos, ya que es un lujo estar en pleno centro y el precio era razonable.

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